La Escuela Politécnica de Lausana ha desarrollado un algoritmo que puede aplicarse para encontrar al ´cerebro´ de un atentado terrorista.
Un algoritmo desarrollado en la Escuela Politécnica de Lausana (EPFL) permite dar respuesta a preguntas de difícil respuesta como: ¿quiénes participan en la planificación de un atentado terrorista?, ¿cómo se propaga una epidemia de cólera? o ¿quién inició ese grosero rumor sobre mí en Facebook?
Para encontrar las respuestas basta con disponer de fragmentos de información de algunas de las personas implicadas en la transmisión de los mensajes y conocer el momento exacto en el que estos fueron enviados, según explica a Efe Pedro Pinto, autor del proyecto.
Imaginemos que tenemos unos 100 amigos en Facebook y que a dos de ellos (que nosotros sepamos) les ha llegado por otra vía un rumor malicioso sobre nosotros, que a su vez ha sido transmitido, desde una fuente anónima, a cientos de amigos y amigos de nuestros amigos.
Aplicando el algoritmo creado en este centro de investigación suizo, cuyos detalles se publican este viernes en la revista Physical Review Letters, basta con conocer el mensaje recibido por estos dos amigos y el momento en el que lo recibieron para remontar el camino realizado y saber exactamente quién lo inició.
Gracias a la combinación de los mensajes recibidos por estos dos contactos y teniendo en cuenta el factor tiempo, el algoritmo «es capaz de rehacer a la inversa el camino que ha seguido la información, hasta llegar a la que con mayor probabilidad es la fuente primaria», afirma Pinto.
Un algoritmo consiste en una serie preestablecida de instrucciones o reglas, ordenadas y finitas, que permiten, paso a paso, realizar una actividad o resolver un problema abstracto, en este caso, descubrir quién inventó el rumor.
El algoritmo propuesto por Pinto podría emplearse también para descubrir -analizando a muy pocos usuarios- el origen de un mensaje de correo «spam» o desde dónde se propagó un virus informático.
Pinto aclara que este algoritmo, en cuyo desarrollo se ha invertido un año y medio, no ha sido creado para descubrir quiénes extienden chismes en las redes sociales, sino que fue concebido como una herramienta para mejorar la seguridad pública.
En la EPFL han comprobado, por ejemplo, la validez del algoritmo en la detección del «cerebro» de un atentado terrorista, en concreto de los atentados del 11-S en Estados Unidos, obteniendo como resultado a tres sospechosos, entre los que figuraba el que, según la investigación oficial, fue el cabecilla de la acción.
EFE