CIUDAD DE MÉXICO. Como una de las principales causas de muerte en el mundo, la evaluación de la incidencia de cáncer es una herramienta importante en las decisiones de prevención y tratamiento del mismo.
Sin embargo, la detección, diagnóstico y manejo terapéutico de las neoplasias malignas requieren de una estructura organizada de médicos, paramédicos, técnicos e instituciones.
Dado que el cáncer constituye un problema de salud pública, especialistas en todo el mundo buscan métodos más eficaces para su tratamiento.
Un ejemplo claro de esto ocurre en la Clínica Universitaria de Ratisbona y otros centros de salud alemanes, donde se investiga si la aplicación de choques eléctricos directamente a células cancerígenas puede ayudar a eliminar definitivamente los carcinomas.
La terapia conocida como electroporación es protagonizada por la intervención de hasta seis agujas a manera de electrodos. De esta manera se aplican choques de alta tensión a los tumores cancerígenos cuyas células, según se espera, podrán ser eliminadas de manera focalizada y relativamente inocua.
Actualmente, este procedimiento está encabezado por algunos radiólogos, quienes realizan intervenciones quirúrgicas para este procedimiento, con la ventaja de que estas son mínimamente invasivas y no causan grandes heridas.
Aunque la idea convencional de la radiología está vinculada a la elaboración e interpretación de imágenes elaboradas con rayos X, el perfil de los médicos que la practican se ha ido ampliando en los últimos años. De esta manera los especialistas ya no se dedican solamente a observar radiografías sino también imágenes de ultrasonido u obtenidas a través de tomografía espiral multicorte (TEM).
Un ejemplo de esto es una terapia oncológica que se aplica en Alemania en fase experimental, el cual consiste en la inserción de una aguja muy larga y sumamente fina en el cuerpo del paciente y siguen el trayecto a través de un monitor conectado en la mayoría de los casos a un tomógrafo computarizado.
“El radiólogo trabaja con sus manos y de una manera poco invasiva inserta los instrumentos en el cuerpo a fin de llevar a cabo la terapia”, dice el profesor Christian Stroszczynski.
Sin embargo, el especialista de la Clínica Universitaria de Ratisbona, explica que no se trata de un procedimiento esencialmente térmico, a pesar de que la punta, apenas llega a un tumor, es calentada hasta que las células cancerígenas mueren.
“Se insertan varios electrodos en el carcinoma, cuyas células son sometidas a choques eléctricos. Al parecer, las células cancerígenas reaccionan de manera particular: se desintegran”, agrega.
Las células cancerígenas se distinguen por su alto contenido de agua y por ello su reacción ante los choques eléctricos es mucho más rápida que las células sanas.
Por su parte, Stroszczynski y su equipo aplican la terapia experimental en 35 pacientes con cáncer de hígado, órgano que es fácilmente accesible por medio de las agujas. “Los primeros resultados indican que el método es soportable, poco riesgoso, y además, exitoso”, dice el médico de la Clínica Universitaria de Ratisbona.
La electroporación, sin duda representa una nueva esperanza para el tratamiento contra el cáncer, además de suponer también un menor impacto para los pacientes dado que se trata de una técnica poco invasiva.
Sin embargo, debido a la naturaleza experimental del tratamiento, éste despierta cuestiones sobre su efectividad para eliminar permanentemente la presencia de células cancerígenas.
Para Stroszczynski sólo tiempo podrá dar la respuesta a esta y otras cuestiones, sin embargo se mantiene optimista al respecto. “Naturalmente, hay interrogantes en cuanto a los efectos a largo plazo. (…) Pero tendremos que esperar varios años antes de poder comparar científicamente a esta con otras terapias”.
No obstante el profesor advierte sobre que en este tratamiento con electroshocks es necesario aplicar anestesia general, ya que los choques eléctricos podrían producir arritmias cardíacas, lo cual –en comparación con otras terapias destinadas a combatir el cáncer– representa una desventaja.
A pesar de lo anterior, los experimentos con el nuevo tratamiento continúan, sobre todo en pacientes con tumores hepáticos. De igual manera, si se comprueba su eficacia contra el cáncer, los tratamientos mediante electroporación podría ser llevados a otros órganos como la próstata o el páncreas.
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